Muy pocas veces nos encontramos a personas herederas de grandes tradiciones y oficios que estén dispuestos a transmitir sus conocimientos para las nuevas generaciones, generalmente quienes reciben este bagaje de conocimientos se vuelven egoístas de algún modo sin comprender que ese regalo que recibieron a otros les costó trabajo aprender pero que eso demuestra un corazón generoso.
En muchos oficios hay generosos y egoístas, que debido a su generosidad y al ir sembrando sus conocimientos reciben como pago el aprecio y el reconocimientos de quienes tienen la dicha de aprender de ellos llegando a ser de algún modo para las nuevas generaciones maestros del oficio.
Uno de estos maestros sencillo en su trato, generoso con sus ideas y conocimientos es el Maestro Raúl Rivas, hijo de la gran fotógrafa Doña Irma Rivas que durante mucho tiempo mantuvo su negocio en las calles de Av. Juárez en la ciudad de Oaxaca cerca del Llano, quien a la vez fue hija de otro gran fotógrafo también de apellido Rivas, fotógrafo de gran experiencia y poseedor de un gran archivo gráfico histórico de la ciudad de Oaxaca, de sus calles, sus tradiciones y fiestas así como de las fiesta de los lunes del cerro.
Raúl Rivas heredero de este gran oficio ha diversificado sus actividades y actualmente combina la fotografía con las obras pictóricas, no tan recientemente abrió un espacio en la calle de Abasolo casi esquina con la calle de Reforma, una galería donde expone diferentes pinturas en varias técnicas de diferentes autores.
Comenta que ha cambiado el estilo y la técnica de hacer fotografía, se ha perdido esa relación simbiótica que había antaño con la fotografía análoga cuando prevalecía la incertidumbre y que sólo se calmaba hasta llegar al cuarto oscuro y después de revelar el rollo saber si la foto fue buena o no.
Actualmente con las nuevas cámaras las personas pueden convertirse en fotógrafos y realizar cientos de disparos con la certeza de que las fotos saldrán bien y que sólo es cuestión de ponerla en modo Automático para tener fotos que sirvan.
Así se pierde un poco el sentimiento romántico que acompañaba a la toma de fotos, sobra decir que ahora sin menosprecio “cualquiera es fotógrafo” apegándose a los términos que dicta la tecnología y la cámara.
El espacio llamado galería también sirve como laboratorio donde mezcla lo antiguo con lo moderno.
Heredero de los “libros” de su abuelo, Raúl ha empezado a preparar sus químicos, y experimentar diferentes formas de “revelado”, sin olvidar sus máquinas antiguas que conserva y cuida con mucho cariño porque como él dice “si las cámara hablaran haría un libro con todas las anécdotas que le contarían, porque guardan los sueños y esperanzas de su madre y su abuelo, y en este nuevo giro mi hijo me ayuda” dice.
La galería abierta al público, muestra obras de diferentes pintores pero también alberga un sinfín de fotografías hechas a base de procesos químicos tradicionales como las fotografías de gran formato que actualmente realiza, ejemplo de esto son las fotos de más de tres metros que preparó para una exposición con motivo de las fiestas de la Guelaguetza.
Apasionado de la fotografía se duele de los cambios tecnológicos, sin embargo como dice una frase, “si no puedes con el enemigo, únetele”, él se ha unido y actualmente trabaja con cámaras digitales que usa para registrar momentos oportunos o para hacer las mediciones de luz de sus fotografías como antaño lo hacíamos con el exposímetro.
Vale la pena visitar esta galería y admirar la exposición de diferentes pinturas, al óleo, al aguafuerte, al lápiz, y hasta técnicas mixtas, donde el artista deja fluir su creatividad, lo más seguro es que encuentre a Raúl y se ponga a platicarle anécdotas y experiencias porque además de transmitir sus conocimientos a fotógrafos de nueva generación, también le gusta platicar por horas si perder la compostura.