Oaxaca se conoce a nivel internacional como un semillero de artistas, desde creadores contemporáneos hasta artesanos, y es en este ambiente donde se llegan a crear las más extravagantes ideas, en manos de artesanos oaxaqueños que día a día, no solo crean y recrean sus sueños sino además cumplen con otras funciones como la labranza de la tierra, la siembra y la cosecha además de la procreación y el cuidado de los hijos,
Joel Sánchez no es otro artesano más, porque cada artesano en esta comunidad de Teotitlan del Valle, tiene diferentes habilidades, diferente forma depensar y diferente forma de crear, aunque al final todos logran cautivar a los visitantes, con diferentes figuras que parecen salir de mundos alegóricos y fantásticos.
Joel Sánchez por las mañanas va al campo a conseguir pastura para sus animales, además de que en temporada de lluvias siembra sus campos de maíz y al regresar a su casa-taller realiza los bordados y tejidos en el telar de pedal donde ya ha dejado previamente los dibujos a realizar.
El ambiente de alegría se nota en toda su familia que es lo que caracteriza aesta labor creativa, todos toman parte en la elaboración de los tapetes, unos hilan, cardan o hacen los carretes de diferentes colores, colores que han sido elaborados con grana cochinilla, con cascaras de algún árbol, con granada, y otras semillas para conseguir los colores adecuados.
Desde pequeños, hijos de Joel se entretienen con las diferentes “herramientas” de esta labor, quienes de esta manera comienzan a desarrollar aprecio por este oficio, tanto que con el tiempo se vuelven hábiles creadores como su hijo mayor de quien hablaremos en otra ocasión.
El procedimiento para la elaboración de tapetes para nosotros es asombroso y novedoso, aunque para ellos se ha vuelto natural, cotidiano.
Primero la selección de la lana que se usará, luego la limpieza de la misma, para posteriormente lavarla hasta dejarla libre de impurezas, y si es lana blanca, lavarla con agua, jabón y otra hierbas hasta conseguir una blancura muy especial.
Posteriormente se realiza el cardado o peinado de la lana hasta dejarla muy fina o bien alineada para poder después elaborar con un aparato rudimentario llamado rueca la elaboración de los hilos que se pondrán en los telares.
Para el teñido se utilizan los ingredientes que darán el tono adecuado y con lo cual se hierven en grandes recipientes, para después dejarlos secándolos al sol, cosa que no es fácil sobre todo porque el proceso dura varios días, en que hay que cuidar la lana.
Ya teñida la lana se procede a ensartar hilo por hilo en los ojillos de el telar, trabajo tedioso y un poco monótono, porque algunos telares puede llevar más de seiscientos hilos, dependiendo del tamaño del producto final.
Y así con una paciencia total y absoluta, Joel nos dice que al caer la tarde sus manos ásperas y callosas se vuelven tersas y suaves al acariciar su telar, y en ese momento su imaginación comienza a volar y sus sueños empiezan a tomar forma. Y teje, no con las manos, sino con el corazón, corazón que brinda a quien compra sus tapetes, y visitantes que aprecia su producto porque saben que lleva un pedacito del alma y corazón de Joel y de toda su familia, quienes como otros tejedores se esfuerzan porque este arte no se termine ante la invasión de productos extranjeros que compiten deslealmente con estas maravillas artesanales.