Amanece, y el canto del gallo y el trinar de los pájaros anuncian que hay que levantarse, preparar las mesas o el atole o los animales para el baratillo, sean gallinas, ovejas, toros o caballos.
Los Zaachileños siguen el trajinar a medida que avanza el día, pero desde muy temprano ya están caminando en el mercado vendiendo, comprando o solo paseando, mientras los gritos de los vendedores se confunden con el aroma del chocolate, el mole o las quesadillas.
Este mercado se niega a desaparecer como muchos otros del Valle de Oaxaca o de las diferentes regiones, a pesar de que los productos ya nos son los mismos o que muchos de los compradores prefieren los centros comerciales con sus productos procesados y refrigerados.
Zaachila es el nombre oficial del municipio y según la lengua zapoteca de donde proviene, significa “Larga hoja de verdolaga”, sus raíces son: Zaachi: verdolaga y La: larga hoja.
A través de la historia ha tenido diferentes denominaciones y en diferentes atapas de su historia se le ha conocido como: Lugar de los Diez Cerritos o Zaachila yoo, que significa La fortaleza de Zaachila.
Todos los jueves desde muy temprana hora se pueden encontrar productos cultivados por los campesinos de la región, como son el maíz, frijol, tomate, chiles de agua, cebollas y otras verduras, textiles o ropa que en la región elaboran y la alfarería que producen. además de que muchos comerciantes llegan a expender sus productos y en algunos casos todavía se realiza en el ancestral trueque, costumbre de intercambiar productos entre comerciantes.
Esta población se encuentra a veinte minutos de la ciudad de Oaxaca, pero aun así su cercanía con la capital no ha podido borrar la nostalgia provinciana que se respira en cada una de sus calles que todavía ostentan nombres zapotecas como Cosijopi, Pezelao y otros.
A este tianguis, también llamado así, acuden de diferentes poblaciones cercanas como, Cuilapam de Guerrero, San Raymundo Jalpan, La Ciénega, Zimatán de Álvarez, San Bartolo Coyotepec y Ocotlán de Morelos entre otros.
Comprar y vender no es solamente la función de este mercado, es más bien mostrar la férrea resistencia de los pueblos zapotecos a no ser olvidados y a no perder sus ancestrales costumbres, negándose a desaparecer en la modernidad.